La presión por empleos al nuevo gobierno será uno de los principales traumas que enfrentará el presidente Luis Abinader cuando tome posesión el 16 de agosto. Desde ya el electo mandatario ha tratado de calmar las aguas, prometiendo que no aplicará una aplanadora en la administración pública, como sucedió en el régimen sietemesino de Juan Bosch en 1963.
Los anuncios de las futuras designaciones están empezando a generar algunas ronchas en el PRM debido a que pocos de los miembros de la Comisión Ejecutiva y directivos de la organización han sido designados.