El presidente, en la ceremonia de juramentación de su segundo periodo de gestión, no solo ha dado inicio a un nuevo periodo de gobierno, sino que ha destacado la importancia de reflexionar sobre los valores fundamentales que sustentan nuestra democracia y los principios que guiarán el aporte a las futuras generaciones. Ha invitado a todos a elevar la mirada más allá de los problemas cotidianos y enfocarse en el país que se quiere construir: una República Dominicana con una democracia sólida y una economía justa.
Consciente de la historia de su nación, ha recordado que la libertad no es un obsequio, sino una conquista lograda con sacrificio y determinación. Ha subrayado que el futuro no es algo que se concede, sino que se obtiene mediante el esfuerzo colectivo de todos. El presidente está convencido de que, si la ciudadanía lucha unida, podrá alcanzar las metas propuestas. Según él, el progreso y desarrollo del país no dependen solo de quienes ocupan cargos de liderazgo, sino de la fuerza y el compromiso de cada dominicano y dominicana.
En estos tiempos de incertidumbre, el presidente ha reafirmado su compromiso con el trabajo constante, la persistencia, la escucha activa, la moderación, la concertación y la convivencia. Para él, la política no es un fin en sí mismo, sino un medio para alcanzar el bienestar colectivo. Ha expresado que la buena política significa, ante todo, servir a los demás, asegurando que cada ciudadano se sienta valorado y tenga acceso a las oportunidades necesarias para realizar sus aspiraciones. Finalmente, ha hecho un llamado a la clase política presente para no añadir más desacuerdos a las calles ni más problemas a las familias, sino para aportar soluciones, destacando que eso también es patriotismo.