Las fuerzas armadas israelíes llevaron a cabo un devastador ataque aéreo contra la escuela Ahmed Abdel Aziz, administrada por la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (UNRWA), ubicada en Gaza. La escuela, que había sido convertida en refugio para cientos de familias desplazadas por el conflicto, fue alcanzada durante la madrugada mientras niños y mujeres dormían en su interior.

El bombardeo, que se produjo en medio de los intensos enfrentamientos entre las fuerzas israelíes y grupos palestinos, provocó la muerte de al menos 50 personas, en su mayoría civiles, incluidos niños y mujeres. Según informes preliminares de la UNRWA, muchos de los sobrevivientes se encuentran gravemente heridos, y la infraestructura de la escuela quedó completamente destruida.

La escuela Ahmed Abdel Aziz es uno de los muchos refugios de emergencia que la ONU ha establecido en Gaza para albergar a miles de palestinos desplazados, quienes han huido de sus hogares debido a los bombardeos y los combates. Este ataque se suma a una serie de acciones militares israelíes que han dejado más de 45,000 muertos desde el inicio de los enfrentamientos en octubre de 2023.

La comunidad internacional ha condenado enérgicamente el ataque, calificándolo de violación de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario, que protege a los civiles y las instalaciones de refugio. La ONU ha solicitado una investigación independiente y un alto el fuego inmediato para permitir la asistencia humanitaria.

Este acto resalta la creciente tragedia humanitaria en la Franja de Gaza, donde el número de víctimas sigue aumentando, y las condiciones de vida de los civiles se deterioran rápidamente. Las organizaciones internacionales temen que la situación empeore aún más si no se logra un alto el fuego duradero y un acceso humanitario sin restricciones.

El gobierno israelí aún no ha emitido una declaración oficial sobre el ataque, pero fuentes militares han sugerido que el objetivo era eliminar a combatientes palestinos en la zona. Sin embargo, organizaciones humanitarias rechazan esa justificación, argumentando que el uso de zonas civiles como refugios no debe ser objeto de ataques directos.

El futuro de la región sigue siendo incierto, mientras el sufrimiento de los civiles se agrava con cada nuevo ataque.