La obispa que hizo un llamado de “súplica” al presidente Donald Trump por los derechos de los migrantes indocumentados y la comunidad LGBTQ+ en Estados Unidos, afirmó que no se disculpará por sus palabras y reveló que ha sido objeto de amenazas tras su sermón.

En la tradicional misa que se celebró el día después de la toma de posesión de Trump, la obispa pidió “misericordia” por aquellos sectores más vulnerables del país. Este acto fue criticado por el mandatario, quien la acusó de ser parte de la izquierda radical. Sin embargo, en una reciente entrevista con Noticias Telemundo, la obispa explicó que su intención no era reprender al presidente, sino más bien hacer un llamado en nombre de las personas más necesitadas.

“No fue un regaño, fue una súplica por parte de la gente más necesitada en nuestro país, que tenía el mayor temor”, expresó la obispa, asegurando que su mensaje tenía el objetivo de abogar por los derechos de aquellos que no tienen voz en la sociedad.

A pesar de la controversia que sus palabras generaron, la obispa señaló que no se arrepiente y que no tiene intención de disculparse. Además, relató que, aunque ha recibido amenazas, la mayoría de los mensajes que ha recibido han sido de apoyo. “Un poquito tengo que tener cuidado por ahora, pero como dije, la mayoría de la gente que me contactaron son en apoyo”, comentó.

La obispa reafirmó su compromiso con los derechos humanos y la justicia social, y expresó que su misión como líder espiritual es seguir luchando por aquellos que enfrentan dificultades en la sociedad estadounidense.