Un joven oriundo de hato mayor que pasó de soñar con ser pelotero profesional a convertirse en ingeniero en software, demostrando que la perseverancia y el enfoque pueden transformar los sueños.
Saúl, desde su niñez, tenía un objetivo claro: llegar a las Grandes Ligas. Con una velocidad impresionante de hasta 97 millas por hora en sus lanzamientos, su talento prometía un futuro brillante en el béisbol. Participó en pruebas para múltiples organizaciones deportivas y acumuló una trayectoria que incluyó múltiples logros en el montículo. “Esa información se la pueden confirmar personas que me vieron jugar. Tengo evidencia de mis lanzamientos, videos y fotos que lo respaldan”, comenta Saúl con orgullo.
Sin embargo, el destino no le permitió firmar un contrato profesional. “Dios sabe por qué no se dio, pero eso no me detuvo”, asegura. Lejos de rendirse, redirigió su energía hacia la educación, inspirándose en el legado de su familia, integrada por profesionales destacados como abogados, médicos e ingenieros.
Recientemente, Saúl celebró un hito significativo: su graduación como ingeniero en software. Este logro es un ejemplo de superación y determinación para muchos jóvenes que enfrentan obstáculos en sus sueños. “Mi mensaje para quienes fracasan o se sienten frustrados es que nunca se rindan. La vida ofrece múltiples caminos, y es fundamental tener un plan B. No logre ser pelotero profesional, pero me esforcé y logre una carrera que también me llena de orgullo.”
Saúl también destaca cómo el apoyo familiar fue clave en su transformación. “Mis padres siempre me guían y me inspiran. Mi madre, que se graduó como médico enfrentando grandes desafíos, es un ejemplo para mí. Nuestra familia siempre ha trabajado duro y confiado en Dios, y eso nos ha permitido salir adelante.”
Hoy, Saúl Hidalgo Carela no solo es un profesional exitoso, sino también un ejemplo vivo de que los sueños pueden cambiar, pero la pasión y la dedicación son constantes que conducen al éxito.