En una noche histórica y llena de emoción, el recién electo 47.º presidente de Estados Unidos agradeció al pueblo estadounidense por el “extraordinario honor” de liderar el país en una nueva etapa de recuperación y prosperidad. Con un tono lleno de esperanza y determinación, el presidente prometió luchar incansablemente por los ciudadanos, sus familias y su futuro, afirmando que cada día trabajará para asegurar el país que los estadounidenses merecen.
“Este movimiento es algo que no se había visto nunca antes, y creo firmemente que ha sido el movimiento político más grande en la historia”, señaló el presidente, agradeciendo a sus seguidores y describiéndolos como “miles de amigos” unidos en un propósito común. “Hemos superado obstáculos que nadie imaginaba posibles, y hoy logramos la victoria política más increíble”, continuó, calificando esta victoria como una señal del deseo de cambio en el país.
La victoria en Estados decisivos como Carolina del Norte, Georgia, Pensilvania, Wisconsin, Michigan, Arizona, Nevada y Alaska aseguró un respaldo electoral de al menos 315 votos. Además, el presidente celebró la ventaja en el voto popular, señalando la gran cantidad de apoyo en todo el país: “Es una sensación de amor y unidad que no habíamos sentido en mucho tiempo”, afirmó.
La victoria se extiende más allá de la presidencia, pues su movimiento también ha recuperado el control del Senado, con victorias en Montana, Nevada, Texas, Ohio, Michigan y Wisconsin. “Estados Unidos nos ha dado un mandato poderoso y sin precedentes”, expresó, enfatizando su compromiso de sanar y corregir los problemas críticos que enfrenta el país, como la situación de la frontera y la seguridad nacional.
A los ciudadanos, el presidente les prometió que esta nueva administración marcará una era de oro para Estados Unidos: “Voy a trabajar incansablemente para que tengamos el país que ustedes merecen. Esta será la era de oro de Estados Unidos”.