El cese al fuego entre Israel y el grupo militante libanés Hezbollah entró en vigor esta madrugada, tras semanas de intensas negociaciones lideradas por Estados Unidos. El acuerdo, que fue anunciado horas antes por el presidente Joe Biden, establece una tregua de dos meses, con el objetivo de poner fin a 14 meses de intensos combates que han afectado gravemente a la región.
El alto el fuego fue recibido con cautela en todo el Líbano y en varias partes de Israel, mientras la comunidad internacional observa de cerca si esta tregua perdurará. A pesar de la calma inicial, las autoridades israelíes advirtieron a los libaneses evacuados del sur del país que aún no regresen a sus hogares, debido a la posibilidad de que las hostilidades puedan reanudarse si las condiciones del acuerdo no se cumplen a cabalidad.
El pacto también exige que Hezbollah retire su presencia armada del sur de Líbano, mientras que las fuerzas israelíes deben retirarse de la zona fronteriza. Un panel internacional supervisado por Estados Unidos se encargará de verificar el cumplimiento de ambas partes durante este periodo de cese al fuego.
Durante los más de 14 meses de conflicto, los enfrentamientos entre Israel y Hezbollah han dejado miles de muertos y más de un millón de desplazados, aumentando la tensión en una región ya marcada por el conflicto en la Franja de Gaza. A pesar de la tregua, la situación sigue siendo frágil, y se teme que cualquier violación del acuerdo pueda llevar a una escalada mayor en la violencia.
En un comunicado, el presidente Biden subrayó que, aunque este acuerdo es un paso importante hacia la paz, su administración continuará presionando por un acuerdo más amplio entre Israel y el grupo Hamas en Gaza. Los esfuerzos de mediación para frenar la violencia en la región continúan siendo una prioridad para la diplomacia estadounidense, que ve en este cese al fuego una oportunidad para lograr una estabilidad duradera en la zona.