Este jueves 12 de septiembre, un día después del fallecimiento del exmandatario peruano Alberto Fujimori, el Gobierno de Dina Boluarte decretó tres días de luto nacional en honor al polémico expresidente, quien gobernó el país durante una década. La medida ha generado profundas divisiones en la sociedad peruana, con seguidores que rinden homenaje a su legado y detractores que rechazan cualquier tributo, recordando los crímenes de lesa humanidad por los que fue condenado.

El Gobierno publicó un decreto oficial anunciando los días de luto y asegurando que Fujimori recibirá “las honras fúnebres que corresponden”. Sus restos serán velados en el Museo de la Nación hasta el sábado 14 de septiembre, según confirmó su hija y líder política, Keiko Fujimori. Aunque el traslado del cuerpo se realizará en privado, se espera que las exequias cuenten con la presencia de autoridades y representantes oficiales.

“Queremos expresar nuestras condolencias a familiares, amigos y partidarios de quien fuera el presidente Alberto Fujimori”, declaró el primer ministro Gustavo Adrianzén en una conferencia de prensa.

Mientras algunos sectores políticos y ciudadanos destacan los logros de Fujimori, como la pacificación del país durante los años más duros del terrorismo y la modernización económica, otros recuerdan su régimen autoritario, la violación de derechos humanos y las esterilizaciones forzadas. Las reacciones a su muerte continúan reflejando la profunda polarización que marcó su mandato y sigue vigente en la sociedad peruana.

El legado de Alberto Fujimori sigue siendo motivo de debate en Perú, y su fallecimiento ha reavivado las tensiones entre quienes lo ven como un héroe y quienes lo consideran responsable de graves crímenes.