Un tribunal de la provincia Santo Domingo ha impuesto una medida de coerción de 50,000 pesos al pastor Johan Manuel Castillo Ortega, acusado de abusar sexualmente de hasta 20 niñas en su iglesia ubicada en Pantoja, Los Alcarrizos. A pesar de que el Ministerio Público había solicitado prisión preventiva, el tribunal optó por la medida económica.
El pastor Castillo Ortega, quien fue candidato a regidor por el PRD en las últimas elecciones, ha sido objeto de críticas por el bajo costo que se ha puesto a su libertad en comparación con la gravedad de los delitos de los que se le acusa. Según varios reportes de prensa, el pastor pagó aproximadamente 2,500 pesos por cada niña abusada.
La periodista Altagracia Salazar ha denunciado que este caso no ha recibido la cobertura mediática que merece. “Una sociedad que pasó una semana hablando de una boda gay ni mira a las niñas de Pantoja”, comentó en su análisis. Salazar también recordó otros casos de abuso sexual en el país, como el del nuncio Woseloski y el padre Wociej, que fueron defendidos por la Iglesia Católica.
Recientemente, ha circulado en las redes sociales un video en el que residentes en Santiago Rodríguez aplauden al diácono Cirilo Torres Cruz al inicio de un juicio de fondo por abuso contra un menor de 13 años. En este caso, el tribunal dictó apertura de juicio y mantiene al diácono bajo arresto domiciliario.
Salazar subrayó la falta de respuesta efectiva de la justicia dominicana ante el abuso infantil, indicando que la República Dominicana es signataria de acuerdos internacionales contra el abuso infantil, los cuales parecen desconocidos por los jueces. “Prevenir el abuso sexual y el tráfico de imágenes sexuales de niños y niñas es imposible cuando la justicia y la propia sociedad toleran con facilidad el abuso”, enfatizó.
Casos como el del Colegio Agustiniano de La Vega, donde el padre Miguel Florenzan fue condenado a diez años gracias a la persistencia de la madre de la víctima, son raros y no cuentan con la solidaridad de la comunidad, añadió Salazar.
La periodista concluyó su comentario con una reflexión sobre la falta de sensibilidad de la justicia dominicana hacia las víctimas, citando una frase de la crónica de Loyda Peña: “Ahorita les leeré una frase de la crónica de Loyda Peña contenida en la solicitud de medida de coerción que a mí me parte el alma, pero que parece que al juez o jueza no le pasa lo mismo.”