Miguel Ángel Tzalam, un pequeño niño nacido con espina bífida, enfrenta desafíos extraordinarios desde el momento de su nacimiento. La espina bífida, una afección que afecta su columna vertebral, lo deja incapacitado para caminar y obligado a arrastrarse por el suelo.
Su madre, Juana, lleva sobre sus hombros la carga de cuidar a Miguel Ángel, viendo de cerca el sufrimiento y las limitaciones de su hijo. A pesar de la pobreza en la que viven, ella se aferra a la esperanza de encontrar ayuda para sacarlo adelante.
Desde muy temprana edad, Miguel Ángel ha luchado contra la enfermedad. Su madre recuerda el momento en que los médicos le dieron apenas seis horas de vida si no era operado. Aunque sobrevivió a la operación, las secuelas dejaron sus piernas completamente inútiles.
A pesar de las adversidades, Miguel Ángel es un niño lleno de energía y determinación. Sueña con ir a la escuela y convertirse en un profesional, a pesar de las dificultades físicas que enfrenta día a día.
Para Juana, el deseo de su hijo es un constante recordatorio de la lucha que enfrentan juntos. Ella clama por ayuda, por una cura que libere a Miguel Ángel de la condena de arrastrarse por el suelo.
La historia de Miguel Ángel es un recordatorio de la fuerza y la resiliencia de aquellos que enfrentan desafíos extraordinarios. Aunque el camino por delante es difícil, Juana y su hijo se aferran a la esperanza de un futuro mejor.
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