Altagracia Salazar mencionó que en una sesión del Congreso que más parece un espectáculo de circo, el canciller de la República, enfrentándose a un congreso saltapatrás, ofreció una lección magistral sobre derecho internacional y la compleja situación surgida por la construcción de un canal en el lado haitiano de la frontera. En este escenario, el funcionario demostró prudencia al lidiar con un grupo cuyo único propósito es atraer la atención mediática.

Para Salazar, aunque es alentador ver a los funcionarios rendir cuentas en el Congreso, la realidad es que nuestro legislativo solicita cuentas sin tener los números precisos y con un interés más marcado en obtener un momento de protagonismo que en esclarecer las situaciones.

Indicó que este Congreso, catalogado como el más vago y mediocre en décadas, ha sido incapaz de impulsar iniciativas importantes, a excepción de la reciente aprobación para la creación de la capital de la piña. Mientras temas cruciales como la trata de personas, un delito transnacional, quedan estancados.

Asimismo, la periodista dijo que a pesar de los intentos por aprobar una ley al respecto, retirada posteriormente por la presión de grupos ultra nacionalistas, la legislación actual castiga la trata de personas bajo diversas figuras, incluida la ley general de migración.

Durante la sesión, el canciller propuso un endurecimiento de la ley frente al tráfico de personas, sugiriendo incluso una declaratoria de traición a la patria para quienes participen en este ilícito. Sin embargo, Altagracia resalta que esta propuesta podría llevarnos a un escenario donde una gran cantidad de personas serían catalogadas como traidores.

La realidad expuesta por el canciller revela que el 70% de las visas otorgadas a haitianos son renovaciones, señalando un constante ir y venir de personas. El problema radica en aquellos que ingresan al país sin requerir visado, situación que persiste debido a la complacencia de ciertos actores en la frontera.